En los 200 años del nacimiento de nuestra fundadora M. Bernarda Heimgartner:
Querida M. Bernarda celebrando los 200 años de tu nacimiento, reconocemos no solo la gran tarea que emprendiste siendo tan joven, sobre todo teniendo en cuenta la realidad histórica, social y eclesial tan compleja de la época, sino que reconocemos especialmente por haber sido instrumento dócil en las manos de Dios, que con su gran amor y providencia acompañó todas tus acciones para desarrollar la misión del Instituto.
Hoy mirando retroactivamente podemos identificar varias etapas en tu itinerario personal, iniciado en la vida familiar, con miles de detalles, luego muy joven te iniciaste en la vida laboral para ayudar a tu familia, siempre inquieta y anclada en la vida espiritual, abierta a escuchar la voz de Dios en las situaciones que se iban presentando.
Tu experiencia personal se definió, cada vez más, cuando tomaste la decisión de responder al llamado de Dios, transitaste un camino totalmente desconocido, pero muy confiada en su divina providencia.
Los diferentes lugares de formación, te dieron los elementos y la claridad necesaria para impulsar la misión, fuiste fiel al objetivo inicial del Instituto, a pesar de las dificultades que se presentaron en el camino, reconocemos tu gran valor y entrega en favor de la formación de la persona y especialmente de la mujer.
Hoy a nueve meses de este acontecimiento, quiero expresar mi reconocimiento y gratitud a todos los que de algún modo están entregando su mejor esfuerzo para celebrar el bicentenario del nacimiento de nuestra fundadora, ella nos dice a cada uno/a lo que decía a sus hermanas…
“Dios pide solo nuestra entrega, el éxito exterior es cosa suya”
Hna. Rosa Rico
Superiora Provincial
Congregación Hermanas Maestras de la Santa Cruz